¿Cómo cerrar un proceso terapéutico?

como cerrar un proceso terapeutico
En este artículo

Cuando pensamos en la terapia, solemos enfocarnos en el inicio: cómo dar el primer paso, elegir un terapeuta o identificar qué nos motiva a buscar ayuda. Sin embargo, un aspecto igual de importante, y muchas veces poco hablado, es cómo cerrar un proceso terapéutico.

El cierre no significa que “ya no se necesita ayuda”, sino que el trabajo realizado en la terapia ha dado frutos y es momento de continuar el camino con mayor autonomía. Este momento puede generar emociones mixtas: alegría por los avances, pero también nostalgia o incluso temor ante la despedida (Vélez Gómez & Restrepo Ochoa, 2008) .

En este artículo exploraremos qué significa cerrar la terapia, qué emociones suelen surgir y qué herramientas pueden ayudarte a vivir esta etapa con mayor conciencia y serenidad.


1. Reconocer que el cierre es parte del proceso

Así como cuidar el encuadre al inicio de la terapia es clave, también lo es darle forma a su finalización. Freud ya planteaba que el cierre debía garantizar que el paciente cuente con las condiciones psíquicas más favorables para desenvolverse en su vida cotidiana .

Cerrar un proceso terapéutico no es un “adiós absoluto”, sino un punto de integración: un espacio donde se revisan logros, se reconocen recursos adquiridos y se consolidan herramientas para afrontar los retos futuros.


2. Hablar del cierre desde la terapia

El cierre no debería llegar como una sorpresa. Según la literatura clínica, anticipar la terminación y hablarla con suficiente tiempo ayuda a procesar las ansiedades de separación y a resignificar la relación terapéutica (Vélez Gómez & Restrepo Ochoa, 2008) .

En la práctica, esto significa que el terapeuta y el paciente dialogan sobre cuándo y cómo cerrar, revisando los avances, los pendientes y los recursos con los que la persona ya cuenta para seguir adelante.


3. Aceptar el impacto emocional del cierre

Cerrar una terapia puede sentirse parecido a una despedida importante. Klein (1950) describió que la terminación puede reactivar experiencias tempranas de separación, como un “destete” emocional .

Por eso, es común sentir tristeza, miedo a perder el apoyo o incluso enojo. Reconocer estas emociones no es señal de debilidad, sino parte del mismo aprendizaje: el cierre enseña a gestionar separaciones y transiciones de manera más saludable.


4. Usar herramientas de cierre terapéutico

Entre las herramientas más recomendadas se encuentran:

  • Revisión de logros: identificar qué cambió desde el inicio del proceso.
  • Refocalización: pensar en cómo aplicar lo aprendido en la vida cotidiana.
  • Plan de continuidad: acordar estrategias para mantener los progresos y, si es necesario, abrir la puerta a retomar la terapia en otro momento .

Un ejemplo práctico: escribir una carta de despedida al proceso terapéutico, donde se agradezca lo aprendido y se reconozca el propio esfuerzo.


5. Fortalecer redes de apoyo y mantener progresos

El final de la terapia no implica quedar en soledad. Las redes de apoyo (amigos, familia, grupos de confianza) juegan un papel clave para sostener los cambios logrados (Vélez Gómez & Restrepo Ochoa, 2008) .

Además, mantener rutinas de autocuidado, técnicas de regulación emocional y espacios de reflexión personal ayudan a que los avances no se diluyan con el tiempo.


Cerrar para continuar

Cerrar un proceso terapéutico es mucho más que terminar con las sesiones: es un ritual de integración, un reconocimiento del camino recorrido y una invitación a seguir creciendo con mayor autonomía.

La próxima vez que te enfrentes a este momento, recuerda: el cierre no borra lo vivido, lo transforma en recursos internos que te acompañarán siempre.


Referencias

  • Cadavid Betancur, N., & Ocampo Lopera, D. M. (2017). El umbral del cierre: comprensión clínica del cierre del proceso terapéutico (estudio de casos). Universidad del Norte .
  • Vélez Gómez, P., & Restrepo Ochoa, D. A. (2008). El proceso de terminación en psicoterapia de tiempo limitado: aspectos clínicos y técnicos. CES Psicología, 1(2), 58–68. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=423540422006 .
  • Klein, M. (1950). On the criteria for the termination of a psychoanalysis. International Journal of Psycho-Analysis, 31, 78-80 .

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